
Imagen de: Martha Debayle
Muy Personalmente
Una columna de Aldo Salvador
Si hay mujeres que han escrito la historia de la televisión en nuestro país y que enaltecieron con inteligencia, destreza y gallardía la presencia femenina en los medios de comunicación, Talina Fernández, es sin duda alguna pilar fundamental e indiscutible maestra del micrófono. Brillante poseedora de uno de los mejores léxicos que se han escuchado en la televisión mexicana y que desde ya afirmo muy personalmente, es difícil volver a escuchar en la actualidad.
Destacada siempre por su cercanía con la audiencia y calidez humana, muestra de ello fue en su paso por la carrera de enfermería, donde cubría sus guardias con una guitarra en mano cantándole a lxs adultxs enfermxs y con lxs niñxs jugaba a ser una princesa, buscando siempre dejar una sonrisa en la gente que pasara por su vida.
Sus primeras apariciones en televisión fueron en programas como El Club de Shory, junto a Rubén Aguirre, para después ser seleccionada por Raúl Astor para el programa cómico La cosquilla (1970), donde su hambre por sacar a sus hijos adelante la llevó a seguir picando piedra hasta que a principios de los años 70 obtuvo un gran despunte en los noticieros, puesto que se ganó gracias a su gran dominio de varios idiomas (español, inglés, francés y alemán), sobresaliendo así en programas como: Deportes En Punto, En Punto, Punto Final, Contacto Directo (de 1972) y Antena 5 (1973), convirtiéndose de esa manera en uno de los rostros femeninos pioneros en un espacio donde las mujeres no eran tan comunes, abriendo brecha a la aparición de más figuras de su género.
Tras su reconocimiento por su gran desempeño frente a las cámaras, la llevó a estar posteriormente en otros programas recordados (siendo encomendada por el mismo Emilio Azcárraga), como Caras y Gestos (1977) y Viva el Domingo (1981). Al tiempo después entraría al emblemático programa musical y de entrevistas Noche a Noche, mismo del cual se desprende su bautizo oficial como ‘la dama del buen decir’, que surgió en la búsqueda de una presentación para una mujer acorde a su edad en aquel entonces (36 años), pero sobre todo por su impecable uso de la lengua castellana en respuesta a su formación en el periodismo, por lo cual ya era más que reconocida. Además de su gran capacidad intelectual en rubros como la política, las ciencias, las artes y la cultura, también destacó por su porte y elegancia al vestir, lo que la volvió un referente de la moda de aquellos años (¡qué bella era!).
El talento para la comunicación de esta personalidad no se quedó solo ahí, pues incursionó como actriz en un par de telenovelas e incluso en el teatro con la adaptación mexicana del clásico de Broadway Anything Goes.
Muestra de que el talento se hereda, Talina fue madre de una de las actrices más queridas y recordadas de México, Mariana Levy (La pícara soñadora), la cual falleció en 2005 a causa de un infarto, siendo el dolor más grande en la vida de la comunicadora.
La carrera de Talina Fernández merece ser reconocida por su gran labor en las pantallas, donde siempre dio cátedra de lo que significa llevar la noticia a todos los públicos, a todos los lugares y con la seguridad y el orgullo de poder ser delicada, refinada, elocuente, profesional, cultivada, encantadora, pero sobre todo, mujer. Continuará…